La caracterización de materiales es un proceso esencial para el control de los productos comercializados. Entre las técnicas más habituales para hacerlo destacamos la cromatografía de gases. Por ello, en este artículo explicamos qué es, en qué consiste, sus ventajas y aplicaciones.
Debido a las posibilidades que ofrece, es una de las técnicas analíticas más utilizadas en la actualidad. Aunque también existe la cromatografía líquida, la cromatografía de gases es una herramienta versátil que sirve para detectar, desde el punto de vista químico, los compuestos de una mezcla a través de un gas. Depende del resultado que deseemos obtener o de la muestra que vayamos a analizar, elegiremos una u otra. En este sentido, la de gases sirve, principalmente, para compuestos potencialmente volátiles, mientras que la líquida se encarga de aquellos compuestos que no son fácilmente convertibles a gas.
De croma (color) y grafía (registro), el origen de esta metodología se encuentra en el descubrimiento y la identificación de sustancias coloradas como la clorofila. Silvia Pallaruelo, experto técnico de Infinitia, explica: “Para cualquiera de los dos tipos, el equipo separa la muestra de una columna a alta temperatura y se dirige hacia un detector de masas por el que se obtiene un patrón o una huella dactilar, algo así como una “huella dactilar”. A partir de ahí, esto se compara con información registrada en unas bases de datos y se finaliza el análisis completo”.
Con un amplio abanico de aplicaciones, la cromatografía de gases permite analizar líquidos y sólidos en casi cualquier ámbito de la industria. Incluso, en la medicina forense, para analizar la cantidad de alcohol u otras drogas en sangre.
En la alimentaria, por ejemplo, sirve para aquellos aspectos relacionados con la textura, el olor o el sabor de los alimentos, pero también para realizar controles de calidad en cuanto a aditivos o pesticidas que puedan interferir en la seguridad de ese producto alimentario.
“También, dentro de la industria alimentaria resulta muy útil para detectar fraudes en productos con un alto valor añadido, como pueden ser los aceites y el vino”, afirma Javier Sanz, CEO de Infinitia. “Con estos productos puede distinguirse si el precio que pagas se ajusta a lo que te ofrecen a través de la cromatografía, haciendo una comparación entre los compuestos que debería tener cada aceite”, concluye.
Otro de nuestros trabajos más recientes en este ámbito está centrado en intentar detectar determinados compuestos que se forman durante el proceso de cocinado en un horno. Ante esto, los principales problemas que solemos encontrar es que lo que queremos determinar no siempre es viable. “Es importante conocer en detalle lo que se quiere encontrar en el proceso para ajustar lo más posible el espacio”, precisa Silvia.
De cara a la industria automovilística, otro caso, puede servir para detectar compuestos que aparecen en cualquier línea de producción de piezas. O para analizar olores y compuestos orgánicos volátiles en el interior de un vehículo. Esto se complementa con la Ingeniería Forense, pues desde este departamento se recurre a la cromatografía de gases cuando las técnicas más convencionales no funcionan. “Con esto, se revelan los nombres y apellidos que tienen las moléculas”, apunta nuestro CEO.
En definitiva, la cromatografía de gases es una técnica de separación y análisis de sustancias que componen una mezcla. De hecho, recientemente en Infinita hemos reforzado nuestro laboratorio adquiriendo un segundo equipo, debido al elevado número de proyectos y análisis solicitados por clientes.