Análisis microbiológicos: ¿Para qué sirven?

El análisis microbiológico, fundamental en gran cantidad de industrias, abarca el uso de métodos biológicos, bioquímicos o químicos para la detección, identificación o enumeración de microorganismos. En este artículo te explicamos en qué consisten los análisis microbiológicos, su función y tipos.

¿Qué son los análisis microbiológicos?

El análisis microbiológico de productos consiste en el uso de métodos biológicos, bioquímicos, moleculares o químicos para la identificación de microorganismos, la enumeración o la detección de puntos críticos de microorganismos en un material. Por ejemplo, alimentos, bebidas, muestras ambientales o clínicas.

Las pruebas de los productos finales siguen siendo una parte vital de cualquier estrategia de control de la fabricación de alimentos.

En los productos en los que los microorganismos pueden sobrevivir y crecer, el análisis microbiológico rutinario es importante para confirmar que los mecanismos de control de la fabricación son eficaces. También es necesario para comprobar la calidad de las materias primas. Por ejemplo, para confirmar que se ajustan a las especificaciones o para evaluar las propiedades antimicrobianas de un producto como el antibiofilm. Todo esto se lleva a cabo en laboratorios microbiológicos que puedan garantizar la máxima fiabilidad de los ensayos.

Tipos de análisis microbiológicos.

Los microorganismos pueden estudiarse mediante una serie de técnicas microbiológicas, entre las que destacan los cultivos microbianos, los inmunoensayos -como los ensayos inmunoenzimáticos (ELISA)- y las reacciones en cadena de la polimerasa (PCR).

Los cultivos microbianos son una forma de multiplicar los microorganismos haciéndolos crecer en medios específicos, que pueden ser líquidos o sólidos, en condiciones controladas de laboratorio. Se utilizan para determinar la evolución microbiológica, el tipo de organismo, su abundancia en la muestra analizada y su susceptibilidad a los agentes antimicrobianos. Por otro lado, los inmunoensayos utilizan anticuerpos para detectar e identificar proteínas específicas exclusivas del microorganismo objetivo.

Existen varios métodos para determinar el recuento total de microorganismos. Una opción es el uso de una cámara de recuento. Este método se aplica contando el número de células bajo el microscopio, aunque es muy inexacto y propenso a errores. Otra opción es el método del número más probable, ya que con esta técnica la muestra se diluye en varias etapas, se llena en tubos junto con una solución nutritiva y se incuba a una temperatura adecuada. Sin embargo, un método más fácil y preciso para determinar el recuento microbiano es el recuento en placa, en el que se coloca una muestra de alimentos en una placa de cultivo y tras un periodo de incubación adecuado, se puede contar el número de colonias que se han formado en la placa.

Por su parte, los análisis microbiológicos de confirmación rápida incluyen pruebas serológicas, como ELISA; sistemas miniaturizados, como las pruebas API; o pruebas basadas en el ADN/ARN, como la PCR que al estar basada en ácidos nucleicos permite la amplificación y el reconocimiento de segmentos de ADN o ARN exclusivos del microorganismo investigado.

Los resultados microbiológicos pueden ser muy útiles en el análisis de tendencias, de modo que cualquier deriva o movimiento hacia un producto inseguro, o uno en el que la vida útil sufra reducciones, pueda ser detectado y se actúe en consecuencia antes de que sea demasiado tarde.

Aplicaciones de los análisis microbiológicos

La microbiología ejerce un papel crucial y posee multitud de aplicaciones en industrias esenciales como lo son la médica, medioambiental, alimentaria, agrícola, química y biotecnológica.

El estudio de los microorganismos en campos como la virología, la bacteriología, la parasitología y la micología implica la identificación, el aislamiento, el diagnóstico y el tratamiento de microorganismos patógenos, así como la investigación de organismos beneficiosos, incluidas las levaduras y algunos antibióticos. En este sentido, la biología molecular y los análisis microbiológicos desempeñan un papel fundamental en la investigación biomédica. Por ejemplo, en el desarrollo de vacunas y tratamientos para diferentes enfermedades. Del mismo modo, la microbiología cumple funciones medioambientales básicas, como el uso de microorganismos en biorreactores o su implicación en la degradación de vertidos de petróleo para evitar daños ecológicos. Así como también se utilizan microorganismos en el agua para descomponer la materia orgánica y proceder a su limpieza antes de devolverla al medio ambiente.

En el mismo orden, los análisis microbiológicos de alimentos son esenciales para evitar el deterioro y garantizar la calidad de la industria alimentaria. Lo que incluye la identificación de patógenos, así como la utilización y evaluación de propiedades antimicrobianas para evitar la contaminación de los alimentos.

Los análisis microbiológicos contribuyen al desarrollo y la fabricación de productos en la industria química, como antibióticos, disolventes, conservantes y productos farmacéuticos. También son indispensables en la agricultura, donde puede utilizarse para ayudar a los agricultores a optimizar los niveles de nitrato y maximizar la producción, desarrollar pesticidas naturales y descomponer los residuos para evitar la acumulación de toxinas. Más recientemente, la microbiología ha cobrado protagonismo en la biotecnología gracias al desarrollo de productos y nuevos materiales como los biocombustibles y los bioplásticos.

No obstante, hay que tener en cuenta que la selección del laboratorio adecuado y el conjunto de pruebas apropiadas son consideraciones clave para cualquier industria que necesite llevar a cabo técnicas microbiológicas.

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